
¿Qué situaciones de la vida entrañan un riesgo especial de soledad?
Los cambios en la red de relaciones suelen producirse a medida que aumenta la necesidad de cuidados:
Ambas tienden a aumentar sobre todo con la edad.
A medida que uno envejece y se ve cada vez más limitado físicamente, suele necesitar cada vez más apoyo y cuidados de otras personas. Esto suele aplicarse también a su propio círculo de amigos o compañeros de la misma edad. Cuando el radio de acción disminuye con la edad y cada vez mueren más compañeros, para algunos esto supone una gran soledad en la vejez.

Imagen: josemdelaa (Pixabay)
Si este es el caso de forma permanente, se pierde todo el disfrute de la vida, lo que se evita mejor con el medio ambiente o con cuidados prudentes.
A medida que envejecemos, los numerosos cambios en las circunstancias de la vida también modifican nuestras relaciones sociales, lo que puede albergar riesgos de aislamiento y soledad:

Conclusión
Los riesgos de alteración de las relaciones y, por tanto, de aislamiento y soledad aumentan con la edad.
El envejecimiento, la necesidad de cuidados y el riesgo de soledad suelen ir de la mano. Esto no significa necesariamente que todas las personas se sientan solas en la vejez: las relaciones satisfactorias también pueden tener éxito en la vejez.
Una atención sensible a estas situaciones vitales cambiantes puede contribuir al éxito de las relaciones beneficiosas.

Pregunta para reflexionar
Resumiendo las restricciones y los factores de riesgo: ¿Qué más se te ocurre?

- Pérdida auditiva
- Disminución de la vista
- Dolor articular
- Debilidad vesical
- Mareos
- Pobreza en la vejez
- Discapacidad
- Dificultades lingüísticas
- Falta de movilidad o de oportunidades de actividades en el lugar
Todos estos factores pueden hacer que la participación social apenas sea posible o deje de serlo. Se renuncia a las aficiones o se evitan las salidas. Por ejemplo, por miedo a no encontrar un aseo a tiempo o a necesitar demasiados descansos.
